jueves, 31 de diciembre de 2009

Si mamá, es que no me di cuenta

Los últimos días, por motivo de las vacaciones navideñas, he reincidido en un mal hábito: “salir con mi madre”, pero no me mal interpreten, no es el solo hecho de salir con ella, cosa que disfruto, es el hecho de salir con ella a un lugar que ella conoce mejor que yo (cosa que solo supone ella porque la realidad indica que nunca llegarás al sitio deseado siguiendo las indicaciones de mi madre, y en el mejor de los casos llegarás, pero no en un tiempo razonable, ya que solo recordará la ruta luego de hacerte conducir en sentido contrario un largo trecho, eso si no entra en una de sus disertaciones consigo misma del estilo: ¿será que era por aquí?, porque no recuerdo haber visto esta mata de mamón y otras variables por el estilo).

Pero la incapacidad de mi madre para admitir que no tiene idea de adonde se dirige va más allá de simplemente no recordar de memoria una ruta, ¡NO! Se equivocan, ella es capaz, incluso, de porfiártelo teniendo tú en tus manos un mapa detallado de la zona o un GPS de altísima tecnología con una flecha roja titilante que te indica que la ruta a seguir es justamente del lado contrario que indica tu madre, y esto no es una exageración, ojala fuese así, para ejemplificar mejor la idea reproduciré fielmente un fragmento de conversación con mi madre en Barcelona, ciudad donde yo jamás había estado con anterioridad y ella había visitado ya cuatro veces con anterioridad, por lo cual se consideraba casi guía turística de la zona en cuestión, aquí el fragmento:

Madre: Hija, estoy segura que la vía a seguir es esta, hacia la derecha.
Yo (con mapa desplegado ante mi): pero mamá, el mapa dice que es exactamente hacia el lado contrario al que me indicas tú.
Madre: Yo he estado aquí cuatro, CUATRO veces anteriores, sola, escúchame bien SOLA y jamás me perdí, JAMÁS (todo esto acompañado de gestos y poses que acentúan su posición), recuerda que YO SI he estado aquí antes, se perfectamente hacia donde me dirijo.
Yo: mamá, pero el mapa esta clarísimo, mira, hasta tiene dibujitos de los edificios.
Madre: ¿A quien vas a creer? ¿A mi o a tus propios ojos? (Bueno, esto no lo dijo ella, lo dijo Groucho Marx, pero seguro la idea se la dio su madre).

En fin, los días anteriores, no solo salí con mi madre, sino que iba conduciendo yo siendo ella la guía (craso error) y tuvimos la siguiente conversación:
(Nada de lo aquí escrito ha sido retocado o exagerado para mayor deleite de los lectores, el que tiene madre sabe que no miento):

Margarita, ruta hacia Punta Arenas, ya habíamos pasado cuatro estaciones de servicio con licorerías (valga acotar que eran las únicas cuatro en esa vía)

Madre: Hija, cuando veas una estación de gasolina con licorería detente, que necesitamos comprar el hielo.
Yo: Ok, mamá

15 minutos después, transitando por el canal derecho para poder ingresar a la primera estación de gasolina sin inconvenientes, sigo sin avistar ninguna estación de servicio.

Madre: ¿Por qué no te detuviste en las estaciones de servicio anteriores?
Yo: Porque cuando me pediste que me detuviera ya habíamos pasado esas estaciones de servicio
Madre: Eso no es cierto.
En este momento por tu cabeza pasan varias opciones de que hacer o decirle a tu progenitora:

Opción 1: Matricidio (definitivamente nada recomendable, por más molestas que sean las madres en algún momento, siempre son útiles a la hora de enfermarnos o de comer esa comida rica que solo ellas saben hacer, sin contar con lo molesto que es estar escapando de la ley).

Opción 2: Discutirle que no es cierto (cualquiera con al menos una neurona en el cerebro sabe que esta opción no procede si quieres conservar la cordura, hasta hoy en día no hay casos documentados de alguien que le haya ganado la discusión a su madre. Recomiendo encarecidamente abstenerse de esta opción a menos que tengan ganas de pelear y perder).

Opción 3: Quedarse callados (podría parecer recomendable, pero es un arma de doble filo, porque podría mal interpretarlo como molestia o con cualquier otra cosa que pase por su fértil imaginación de madre: “es que te conozco porque te parí”.

Opción 4: Decir la siguiente frase: Si mamá, es que no me di cuenta (esta es definitivamente la más recomendable, aceptas tu culpa y le pides perdón a la vez, la favorita de toda madre).

En todo caso, no importa cuantas experiencias similares hayas tenido en tu vida saliendo con tu madre, no importa cuantas veces ella se haya dado cuenta de que tú tenias razón, siempre, SIEMPRE, al final lo olvidará y recomenzará el ciclo.

Así que practica y repite después de mí: Sí mamá, es que no me di cuenta.