jueves, 11 de marzo de 2010

miércoles, 10 de marzo de 2010

Eso si esta riquiiiiiiiiito mami

¿A qué mujer no le han dicho un piropo en la calle?, porque al contrario de lo que muchos podrán pensar, los piropos no son exclusividad de las mujeres bonitas, basta con pararse en cualquier esquina céntrica de nuestra ciudad capitalina para darnos cuenta de este punto, a cualquier cosa que pase le lanzan un piropo, podría pensarse que los piropeadores tiene gustos extraños, o muy amplios, pero de ahí a piropear a absolutamente cualquier ser viviente de sexo femenino que se les atraviese hay un largo trecho, estos seres caerían en la sección de los muy conocidos “palo de agua”, que le lanzan a cualquiera a ver cual cae, y su filosofía es la ampliamente aceptada por muchos hombres: el que coge fea coge bastante, pero no es a estos en particular a quienes quiero referirme, de quienes quiero hablar es de esos mamarrachos piropeadores que no contentos con lanzarte alguna perla del tipo: “si fueras sancocho me chuparía hasta la cuchara” hacen un sonidito de succión y te miran el culo mientras entrecierran los ojos y se te acercan, ok, deteniéndonos en este punto, ¿Qué carajos pretende un hombre cuando dice una mamarrachada de estas?, ¿decirte que estas buenota?, porque halagarte definitivamente no es lo que quiere, ¿Cuál es la reacción que busca provocar? porque aparte de provocar en ti querer practicarle una emasculación, yo no me imagino a ninguna mujer, por más desesperada que esté, volteándose tras tamaño ¿piropo? Y decirle al que ha lanzado la perla: ¡¡Hay mi amor, tú eres lo que yo estaba buscando, que galante, menos mal estamos parados frente a este hotelito que se ve hasta barato, vamos a echar un polvazo que nunca olvidaras!!, pues olvídenlo, eso solo pasa en la trama de una película porno, no concibo a fémina alguna a la cual le agrade que le digan nada parecido, entonces, ¿Cuál es la verdadera finalidad de los cabrones piropeadores?, yo he llegado a pensar que son homosexuales reprimidos buscando ser aceptados por una sociedad heterosexual y represora ,o sea, son unos maricones chupa culo.

Seguramente Uds. estarán pensando que los cabrones piropeadores son por lo general gandoleros, camioneros, motorizados o vagos varios apostados en cada esquina de una ciudad, pues nada más alejado de la realidad, es increíble ver lo democrática que es la verriondez en los hombres, no importa el sector socio-económico donde se encuentre, ni la edad, nada, siempre hay alguno que nos sorprende con su verborrea piropeadora, los más impresionantes son los viejitos babosos, esos que uno los mira y recuerda con ternura al abuelo fallecido hace años y que te regalaba chocolates y que de repente te miran, mascan un poco de saliva y te sueltan: ¡adiós mamacita!, ¡eso si esta riquiiiiiito!! con el nunca faltante adelantamiento de la cabeza respecto al cuerpo, entrecerrar de ojos y volteada de cuello al uno pasar. ¡¡¡¿¿¿QUE COÑO VIEJO DEPRAVADO???!!!, esos aparte de asco te dejan una impresión que dura varios días, una se siente violada por matusalén.

Hay aberrados de estos que piensan que eso es un halago que se le hace a las mujeres: Hay chico, es que a las mamis les encanta, se ponen bravas si salen a la calle y nadie les dice nada (JAAA!!)

En algunos casos pasan agachados los que dicen alguna cosa original y decente, siempre y cuando prescindan del mamita, del sonido de succión y estén buenos, pero esos son casi inexistentes.

Es tan desagradable la situación que una se siente realmente asqueada, vulnerada en su derecho de desplazarse libremente sin sentirse agraviada, sin sentirse violentada, para que un hombre se imagine que se siente tendría que encontrarse en la cárcel del Rodeo, en el sector de las locas violentas viendo la cara con la que te están mirando ese grupo de gays mientras te dicen: ¿Que pasa en el cielo que están cayéndose los ángeles?

Mensaje al piropeador de esquina: Ojalá te viole toda una manada de gorilas con priapismo y Lorena Bobbit sea la enfermera que te atienda cuando te trasladen a la sala de urgencias de Los Magallanes de Catia.

lunes, 8 de marzo de 2010

Siempre lo sospeCHE

Yo sabía, yo sabía que había algo mal, mis niveles de perfección no estaban a la par que los de mi familia, de las cuales dudaba que hubiesen dado luz a un retoño tan brillante como lo es mi propia persona, es que no es natural que mentes tan vulgares e insulsas hubiesen podido procrear mente tan libre y tan adelantada como la mía, si ellos están en el pleistoceno de la historia yo soy como el pato Dodgers del siglo n° 24 y medio, soy como otro Gaudí más, como un Da Vinci: adelantado a mi época. Mi padre es de la inteligencia militar y siempre supe que este término traía consigo una contradicción, era un oximoron, y esta era solo una muestra más que apoyaba la tesis que se venía formando en mí.

Pero no solo es mi portentosa inteligencia la que me separa de mis progenitores, es también mi manifiesta belleza que, comparada con la de Adonis, contrastaba fuertemente con los rostros anodinos de quienes me habían engendrado, rostros comunes que en nada delataban llevar en su carga genética mi perfil griego, mi probóscide magnífica, mis blondos rizos que teñía de castaño para poder parecerme a la imagen más cercana de Dios en la tierra: Maradona. Pero no solo era mi bello físico y mi portentosa inteligencia, no, había más, cuando hablaba, había algo en el acento de mi hogar que me chocaba, le faltaba algo, me parecía chabacano, exento de verdadera sonoridad, fueron esas cosas las que me hicieron sospechar, y un buen día me dije: Pibe ¡¡Esto se ha ido al tacho!! , ya estoy cansado de comérmela doblada por tantos años boluuuudo!! Vos no debés andate con tantos remilgos, aquí hay algo raro cheeee!! Así que raudo me puse a investigar qué era lo que estaba pasando, porque no me estaban cuadrando las cosas y mirá que yo soy bastante perspicaz.

Y recordé aquellos días de mi infancia cuando mi familia comía pabellón criollo y yo siempre pedía mi churrasquito, cuando la familia se reunía a ver un partido de beisbol, yo me escapaba a ver los partidos grabados de la albiceleste y me indignaba de que el campeonato estuviese clasificado por la FIFA como el séptimo mejor del mundo, es harto sabido que son los mejores ¡Aguaaanteee!

Nunca tuve muchos amigos, porque cuando me invitaban a tomarme unas cervecitas yo me llevaba siempre mi vaso para tomarme un matecito, no sé como esos seres podían asquearse del pitillo de metal babeado de mi vaso cuando si querían realmente tener asco solo debían mirar en el espejo sus amorfos y peludos cuerpos cubiertos con franelas de las águilas del Zulia, vos no sabés lo crueles que pueden ser los maracuchos cuando uno se tiñe los rulos de castaño y bebe mate. Tampoco era bien visto mi esculpido abdomen frente a las lipas cerveceras de quienes yo consideraba mis coetáneos.

Tenía sueños recurrentes con un obelisco, cosa que mi terapista veía como un símbolo inequívoco de una incipiente homosexualidad motivada por un conflicto no resuelto con mi “padre”. ¡No me rompas las pelotas!.
Estaba harto de todo esto, me sentía asfixiado y quería emigrar a Italia.

Un día, le dije a mi padre que me iba a la feria de la Chinita y me escape a ver un partido del Boca Juniors en la bombonera, y mientras me dirigía hacia el estadio pasé por la plaza de mayo y de repente entendí todo, todo encajo perfectamente: mi padre es militar y no me quiere como me merezco, yo soy perfecto, ¡esta reclaro pibe!, no soy un maracucho gay, soy un secuestrado de El proceso. ¡¡GROSSO!!