miércoles, 13 de enero de 2010

Verdades necesarias vs mentiras convenientes

Todos, absolutamente todos, nos hemos visto muchas veces en la disyuntiva de tener que elegir entre la verdad llana o una serie de palabras para suavizar la realidad de lo que de verdad queremos expresar, y con ello, amortiguar el impacto de lo que nuestras palabras generarán en nuestro interlocutor; la mayoría de las veces elegimos suavizar lo que en realidad queremos decir, y es harto sabido que esto NO lo hacemos (la mayoría de las veces) por nuestro espíritu conciliador o nuestro altruismo, ¡¡NO!!, lo hacemos porque suavizar la realidad nos reportará algún beneficio, en todo caso, la cantidad de adornos que le coloquemos a la verdad dependerá de nuestra situación de desventaja respecto a la otra persona, o si este no es el caso, entonces dependerá de en qué pueda serte útil en un futuro esta persona, porque hablemos claro, la gente con sentido de la oportunidad tiende a tratar bien a todo el mundo (aunque en el fondo desee que la mayoría muera aplastada bajo una manada de rinocerontes con rabia) bajo el precepto de que la vida da muchas vueltas y no sabe jamás cuando podrá serle útil el maldito imbécil al que en este momento quiere mandar a la mierda, ahora, si no le importa nada de lo anterior, seguro ya lo insultó con su más colorida gama de palabras abyectas.

Ahora “veamos superficialmente” un poco más sobre las consecuencias de decir la verdad
Por ejemplo, el caso típico y repetido hasta el cansancio de decirle la verdad a la pareja:
(Caso hipotético donde la esposa es una gordita fastidiosa y sin sentido de la vista)
Ella: Amor, ¿me veo gorda con este vestido? (es un cliché, pero taaaaaaan cierto)
El: piensa (de bolas que si) pero dice: no amor, sin pensarlo siquiera (respuesta de un hombre pensante)

¿De verdad este caso de mentira piadosa beneficia a ambas partes? ¿Ella de verdad quiere escuchar eso?, además veamos este caso, real como la vida misma: si tú misma te ves en el espejo y eres incapaz de discernir entre si te ves gorda o no, pueden suceder varias cosas: o tienes miopía o eres ciega o eres simplemente estúpida, aunque seguramente si no es ninguna de las anteriores lo que quieres es que tu pareja o quien sea que sea ese hombre al que le estas preguntando , te diga un piropo y te diga que estás hermosa, lo cual seguramente no sucederá porque le estas preguntando otra cosa, ¿Por qué no simplemente le dices que te diga que te ves bien?, es fácil, y esa es una verdad que no deberíamos en ningún caso adornar, la vida en pareja sería más sencilla si hiciéramos eso: preguntar lo que de verdad queremos preguntar, no esperar a que ellos adivinen que queremos que nos digan, eso es fatigoso y solo sucederá que él jamás te dirá lo que quieres escuchar simplemente porque el pana no es adivino. Este es un ejemplo de una verdad que no debería ser adornada, aunque lo mejor es esperar a verte realmente espectacular y que le nazca decirlo o buscarse un amante, esos siempre nos dicen que nos vemos hermosas.(ojo, puede suceder el caso en que realmente quiera saber si se ve gorda, pero estos casos son casi inexistentes).

Este caso también me hace recordar el típico que sucede en un viaje de carretera:

Personaje 1: Que bonitas están esas: (lo que sea que vendan)
Personaje 2: ajá, si , están bonitas
Después de adelantar a todos los tarantines de la carretera donde vendían (lo que sean que vendían) y no verse ya ninguno en el paisaje, sucede la siguiente conversación:
Personaje 1: Porque no te paraste?
Personaje 2: Porque no me dijiste que me parara
Personaje 1: (Caterva de lamentaciones y recriminaciones sin sentido)

¿Cuesta mucho decir llanamente las cosas que queremos sin pretender que los demás adivinen nuestros deseos? Que fácil sería todo, pero posiblemente sería muy aburrido.

También tenemos otros casos menos típicos:
Él: ¿Que disfrutas tú de la vida?
Yo: bueno, una de las cosas que más disfruto de la vida es presenciar cuando uno de esos niños atorrantes, insoportables e inmamables que andan sueltos a su libre albedrío, se cae y se da en la madre, ese es uno de mis placeres más grandes, es como si Dios me hiciera un guiño, (ojo, esto solo me sucede con los niños ladillas, que no soy una loca).

Hay muchas, muchísimas personas que después de escucharte decir eso abrirían un grupo en facebook llamado “Yo estoy en contra de las personas que les gusta ver a niños atorrantes sufriendo” o “Defendamos a los niños inmamables, todos tenemos derechos” y después no sé que más harían, siento un tedio infinito de averiguar que hace o escribe la gente en un grupo de facebook, deberían abrir uno que se llame “Soy patético y no tengo nada que hacer y por eso abro un grupo en facebook”, eso sí sería decir la verdad. Pero en definitiva, la gente siente aversión hacia quienes dicen su verdad sin tapujos, por lo cual para ser aceptados en la sociedad debemos ponernos nuestra careta de “gente normal” cuando en realidad eso no existe, ¿Por qué creen que existen grupos de personas que les excita vestirse de peluches?, ¿o que les encanta la coprofagia?, los seres humanos somos raros, todos, sin excepción, lo que en definitiva nos hace normales, todos somos tan retorcidos que ser retorcido es lo normal.

Aunque hay que estar claros que la vida sería muy confusa, porque tomando en cuenta de que la verdad es algo relativo y que hay una verdad por cada persona, entonces, a la final como que es más sencillo vivir en la apariencia, además hay otro aspecto a considerar y Wilde lo dice mejor: Es peligroso decir la verdad, corres el riesgo de que te entiendan.

Podría “analizar”: (considerar superficialmente en realidad) muchos casos (pero no lo haré) hablando de decir la verdad, sin ponerme aburrida pensando en que la mentira social es necesaria para la vida en sociedad, porque es verdad que andar por la calle diciendo a diestra y siniestra lo que pensamos sería contraproducente para nosotros sobre todo si el destinatario de nuestra verdad es más fornido que nosotros o anda en grupo, mejor guardémonos la verdad para ocasiones especiales.

En definitiva, la verdad no siempre es necesaria, y las mentiras son convenientes.

Ejemplos de programas de TV que renombraría en honor a la verdad (o sea, mi verdad):

1.- The E True Hollywood Story: Los famosos también tienen vidas patéticas.

2.- Las chicas de la mansión Playboy: Tres rubias idiotas chuleándose a un viejo que goza.

3.- La vida de los ricos y famosos: Eres un pobretón y además eres feo.

4.- Programas de opinión: MI opinión es lo que importa (la del moderador) (Buen nombre para otro blog mío).