viernes, 14 de mayo de 2010

Mala historia

Si tuviese que decirte algo cantando quisiera poder decírtelo como Joaquín Sabina, si quisiera insultarte sin que acaso te des cuenta quisiera poder decírtelo como Oscar Wilde, si acaso quisiera contarte una historia fantástica te lo contaría como Allan Poe, y si quisiera enseñarte algo de historia sin que te duermas a cada instante, lo haría como Tolstoi, o quizás algún día me dé por explicarte porque las sociedades son como son y al final terminan siendo lo mismo me encantaría explicártelo como Frank Herbert, y cuando me digas que olvidas casi todo lo que te digo te diría que está bien, a Patrick Suskind le pasa lo mismo, así que no debe ser tan malo.

Y cuando me digas que guardas rencores hacia tus enemigos te diría que inventaras tu propio infierno y los castigues como hizo Dante Alighieri, y si algún día estás de ánimo melancólico, te diría léete a Dickens y recuerda que aunque siempre las cosas pueden ir muy mal, todo pasa aunque los recuerdos no se borren jamás.

Cuando me pidas un consejo sobre la vida, quisiera poder hablar como Saramago y decírtelo con la cercanía y la maestría de Benedetti.

Tal vez alguna noche quieras que te entretenga con una historia oscura y moriría por poder contártela como Gogol, te aseguro que pegarías un respingo, y si quizás quisieras una más actual Stephen King sería mi guía, incluso podría hacer que te rieras un rato.

Pero definitivamente si quisiera que solo tuvieses oídos para mí, que no pudieses despegarte hasta que terminara de relatarte una historia, te la contaría como Jhon Katzenbach, aguantarías el aliento hasta el final.

Como Arturo Uslar Pietri lograría que sintieras en la carne las tribulaciones de la independencia y con Rómulo Gallegos verías un país que sigue siendo hoy el mismo de ese entonces, la barbarie y la educación luchando en un mismo terreno de injusticias y sinsabores.

¿Quieres internarte en el calor latino de historias que te arrullan y te hacen sentir en casa? Quisiera poder robar el alma a Isabel Allende, a Carlos Fuentes a Vargas Llosa, quisiera que en tu mente estuvieran siempre presentes sus ideas, sus historias, sus palabras hechas mías.

¿Te duele alguna traición?, ¿Te quejas de tu familia?, ¿ Quizás de algún amigo? Te contaré como Shakespeare historias que te harán reconsiderar tus posiciones, el Rey Lear podría hablarte de desagradecimiento, Otelo podría enseñarte lo que hace un mal amigo, y Hamlet puede presentarte a su tío.

Y si estás de ánimo aventurero y no importa eso de servirle a la corona, total, todo sea por la aventura, sumérgete en Dumas, pero ten cuidado, terminaras pensando que es mejor desfallecer por el honor y lamentareis haberos terminado tan pronto el libro.

Ojalá, ojalá las buenas historias duraran para siempre.