martes, 1 de junio de 2010

La soledad de los lideres


Debo decir que en mi infancia nunca tuve problemas con los estudios, me gustaba leer y sacaba buenas calificaciones sin llegar a ser nerd, tenía amigas, participaba en cuanto acto había en el colegio, y todo normal para una niña de mi edad, pero me faltaba algo, sentía la necesidad de formar parte del grupo “popular” eso es lo que deseaba más en ese momento en mi vida y debo decir que no me costó mucho trabajo lograrlo, debo decir que no me arrepiento de haberlo hecho, a tan corta edad me di cuenta de lo miserable que es la vida de quienes dicen ser los más “cool “, es una cosa terrible, nada más llegar a primer año de bachillerato yo era la figura más importante del salón, los niños pululaban a mis alrededores, los más lindos querían salir conmigo, las niñas caminaban detrás de mí a la espera de mis órdenes y deseos, no pude aguantar la presión del grupo, me sentía seguida por cenutrios, no hacíamos nada si a mí no se me ocurría, eso me desesperaba, es increíble la falta de ideas que tienen los borregos, aunque es obvio, si no fuesen borregos no estarían esperando que nadie les dijese que hacer.

Es absolutamente cierto eso de la soledad de los lideres, los lideres están solos, los demás se recuestan literalmente en ellos y sus ideas, eso es una presión fuerte, todos los ojos están puestos sobre ti, todos te imitan, se ríen de tus chistes malos, celebran tus ideas, cualquiera, por mala que sea, lo que indefectiblemente degenera tus propias ideas y escasean los estímulos, ya que quienes te rodean son incapaces de alguna idea coherente.

A mis trece años de edad comenzó mi rebeldía, me di cuenta de que soy capaz de manejar a grupos de estúpidos, pero detesto verme rodeada de ellos, pero tampoco tolero el liderazgo de otros sobre mí, ya que normalmente tengo mis propias ideas y tomo mis propias decisiones, ¿entonces? Sé que estoy destinada a ser una solitaria, no tolero mandar, pero tampoco que me manden, solo tolero a líderes más capaces que yo y que acepten ideas y propuestas de los demás, lo que se diría un equipo con líder rotativo

Mi experiencia colegial, me dejó bien en claro que no quería que nadie sin ideas me siguiera, lo que significa que no me gusta que me sigan la mayoría de las personas, es más, no me gusta que me siga nadie, si me estas siguiendo es porque tú mismo tienes falta de ideas, el equivalente a lo que decía Groucho Marx: jamás sería miembro de un club que me aceptara como socio.

No hay nada más estresante que ser líder de un grupo de idiotas o de lo que sea, recuerdo que en el bachillerato no podía ni siquiera ir al baño sola, todas querían acompañarte, cooooñooooo, búsquense un novio carajooo!!!, déjenme cagar en paz, me duele el estomago!! Malditas carajitas.

Evidentemente hay gente que se cree grande por estar rodeados de pequeños, yo prefiero ser grande por estar rodeada de grandes y ser una de ellos, la diferencia es que los grandes no aceptan ser tratados como manadas e intercambian ideas que los hacen más grandes aun, y todos se benefician.

Los líderes son personas utilizadas por los demás, porque es más fácil seguir a otro que pensar, es más sencillo seguir que inventar, por eso es tan común ver líderes ineptos seguidos por grupos de (evidentemente) subnormales, las grandes masas de borregos se pliegan a cualquier cosa, cualquiera, es como si sufrieran abstinencia de alguien a quien imitar, alguien que les sustituya el cerebro.

Pero si ser líder es difícil, renunciar a serlo no es más sencillo, hay que pagar el precio de dejar al lumpen sin guía, ahora, ellos inmediatamente te sustituirán con el que sea, lo que sea, cuando renuncie voluntariamente a ser perseguida por un nutrido grupo de niñas fastidiosas, durante una semana estuvieron persiguiendo al perro callejero que se apostaba en los alrededores del heladero que se paraba en la puerta del liceo, como el perro intento morder a una de ellas cuando le sugirió ir a la cancha del liceo a ver jugar a los niños porque uno de ellos se parecía a Ángelo, el de menudo, decidieron buscar otra líder dentro del mismo grupo, una con la fortaleza y paciencia necesaria para guiar a un nutrido grupo de pendejas, es decir, otra pendeja.

Debo reconocer que fue difícil esta etapa, pasar el ultimo lapso sola fue duro, pero lo duro no fue la soledad, fue ser la leña del árbol “caído”, debo confesar que algunas veces me sentí tentada a reincidir, pero definitivamente mejor solos que mal acompañados.